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El reemplazo del vidrio en los lentes recetados: La evolución hacia materiales más livianos, resistentes y modernos

cambio de vidrio

Durante décadas, los lentes de vidrio recetados fueron la opción dominante en óptica, valorados por su calidad visual superior y su resistencia al rayado. Sin embargo, con el avance de los materiales plásticos para lentes —como la resina orgánica y los polímeros de alto índice—, el vidrio fue quedando en desuso en la mayoría de los casos.

Hoy, aunque los anteojos con vidrio todavía existen, su uso es cada vez más puntual. En esta nota repasamos por qué se dejó de usar el vidrio en anteojos, cuáles son los materiales que lo reemplazaron y qué ventajas ofrecen los nuevos lentes orgánicos como el MR8, el policarbonato o el Trivex®.

Historia del vidrio como material óptico

El vidrio fue el primer material usado en la fabricación de anteojos, desde el siglo XIII en Italia. Durante siglos, fue elegido por su excelente comportamiento óptico y su dureza superficial. En el siglo XIX, su producción se industrializó, permitiendo mayor precisión y escala.

Incluso en el siglo XX, los lentes de vidrio para alta graduación seguían siendo comunes, pero empezaron a evidenciarse sus límites: eran pesados, frágiles y poco seguros ante impactos.

¿Por qué se dejó de usar vidrio en los anteojos?

El punto de inflexión ocurrió en EE. UU., cuando estudios demostraron que los lentes de vidrio podían romperse en fragmentos peligrosos. La FDA implementó en 1972 el “steel ball drop test”, una prueba de impacto donde muchos lentes de vidrio no superaban los estándares mínimos.

Imagen creada con IA.

Esto, sumado a su peso y rigidez, hizo que los fabricantes migraran hacia materiales más seguros y livianos. Así nació la era de los lentes plásticos para anteojos.

El reemplazo: resina orgánica (CR-39®)

El primer gran reemplazo del vidrio fue la resina CR-39®, un material plástico liviano, más resistente al impacto y con buena calidad óptica. Su bajo costo y facilidad de fabricación lo convirtieron en el nuevo estándar de los lentes recetados orgánicos.

Aunque su índice de refracción es moderado (1.50 a 1.56), sigue siendo muy utilizado en graduaciones bajas y medias. Presenta algunas limitaciones en calidad visual (por su bajo número de Abbe), pero ofrece un buen equilibrio entre precio y desempeño.

Lentes plásticos de nueva generación

MR8 (índice 1.60 asférico)

El MR8 es hoy uno de los materiales más recomendados para quienes buscan un lente liviano, delgado y con excelente rendimiento óptico. Con índice 1.60 y diseño asférico, reduce distorsiones periféricas, mejora la estética (al disminuir el efecto de aumento o achicamiento del ojo) y es ideal para graduaciones medias a altas.

Además, su número de Abbe es superior al de muchos plásticos, ofreciendo mejor nitidez visual y menor aberración cromática. Es una excelente opción dentro de los lentes orgánicos premium.

Policarbonato

Con un índice de refracción de 1.59, el policarbonato es elegido por su alta resistencia al impacto. Es ideal para anteojos infantiles, deportivos o de seguridad. Aunque tiene menor calidad óptica (bajo número de Abbe), su resistencia lo mantiene vigente.

Trivex®

El Trivex® combina resistencia y ligereza con una mejor calidad visual que el policarbonato. Tiene un índice de 1.53 y un alto número de Abbe, lo que reduce aberraciones y mejora la experiencia visual. Es más estable térmicamente y compatible con tratamientos antirreflejo.

Lentes de alto índice: 1.67 y 1.74

Para personas con graduaciones altas, existen materiales con índices de refracción elevados, que permiten fabricar lentes más delgados:

  • Índice 1.67: recomendado para usuarios con recetas moderadas a altas. Buen balance entre estética, peso y calidad visual.

  • Índice 1.74: el material más delgado disponible. Ideal para miopías o hipermetropías severas. Puede tener más aberraciones, por lo que requiere tratamientos de alta calidad.

Estos materiales no son marcas específicas, sino resinas plásticas de alto índice utilizadas por distintos laboratorios ópticos internacionales.

Imagen creada con IA.

¿Todavía se hacen lentes de vidrio?

Sí, los lentes de vidrio todavía se fabrican, aunque su uso es minoritario. Son comunes en algunos anteojos de sol premium, como ciertos modelos de Ray-Ban, o en zonas áridas donde se valora su resistencia al rayado frente al polvo.

En Argentina, por ejemplo, aún hay ópticas regionales que ofrecen lentes de vidrio recetados, especialmente en provincias áridas como San Juan, Mendoza o La Rioja, donde el rayado por partículas es un problema frecuente.

El vidrio en anteojos recetados fue el estándar durante siglos, pero hoy ha sido reemplazado por materiales plásticos más seguros, livianos y versátiles. Desde la resina CR-39® hasta los avanzados lentes de alto índice, existen opciones adaptadas a cada necesidad visual, estética y de seguridad. Si bien el vidrio sigue teniendo aplicaciones específicas, las lentes orgánicas dominan actualmente el mercado óptico por su balance ideal entre tecnología, comodidad y diseño.

¿Todavía se hacen anteojos con lentes de vidrio?

Sí, pero son cada vez menos comunes. Se usan en situaciones puntuales: modelos exclusivos de sol, zonas con mucho polvo o usuarios que priorizan durabilidad frente al rayado.

¿Qué material reemplazó al vidrio en los lentes recetados?

Principalmente la resina CR-39®, seguida por el MR8, el policarbonato, el Trivex® y otros materiales plásticos de alto índice como el 1.67 y el 1.74.

¿Qué ventajas tienen los lentes plásticos?

  • Más livianos que el vidrio.
  • Más seguros ante impactos.
  • Mejor compatibilidad con tratamientos modernos (antirreflejo, fotocromáticos).
  • Posibilidad de diseños asféricos para mayor estética y nitidez.

¿Cuál es el mejor material para lentes recetados?

Depende de la necesidad del usuario. En general:

Para graduaciones bajas: CR-39® o Trivex®.

Para graduaciones medias: MR8 (1.60).

Para graduaciones altas: índice 1.67 o 1.74.

¿Qué es el test de la bola de acero?

Es una prueba de impacto implementada por la FDA en EE. UU. desde 1972. Se deja caer una bola de acero de 16 g desde 127 cm sobre el lente. El vidrio fallaba frecuentemente, por lo que se incentivó el uso de materiales más seguros como las resinas plásticas.

 

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