
La salud visual es clave para disfrutar de una buena calidad de vida. Sin embargo, muchas personas experimentan afecciones visuales que pueden ir desde molestias leves hasta condiciones que afectan seriamente la capacidad de ver. En este apartado, te ayudaremos a conocer las principales afecciones visuales, sus causas, los síntomas a los que debes estar atento y las soluciones más efectivas para corregirlas o tratarlas. Tanto si ya usas anteojos o lentes de contacto como si solo quieres prevenir futuros problemas, aquí encontrarás información útil y actualizada.
Los ojos, al ser órganos delicados, pueden verse afectados por una amplia variedad de enfermedades. Algunas de estas son leves y temporales, mientras que otras pueden causar daño permanente si no se tratan a tiempo. Entre las enfermedades más conocidas se encuentran el glaucoma, una patología que daña el nervio óptico y puede llevar a la pérdida de visión; la degeneración macular relacionada con la edad (DMAE), que afecta la visión central; y las cataratas, que provocan la opacidad del cristalino y visión borrosa. Otras condiciones incluyen la retinopatía diabética, que daña los vasos sanguíneos de la retina, y las infecciones oculares como la conjuntivitis.
Además, existen enfermedades sistémicas, como la diabetes y la hipertensión, que pueden impactar directamente en la salud ocular. Por eso, es fundamental realizar controles oftalmológicos periódicos para detectar cualquier signo temprano y recibir tratamiento adecuado.
Las afecciones visuales son más frecuentes de lo que parece, y muchas personas las experimentan a lo largo de su vida, sin comprometer el nervio óptico o derivar en problemas graves de visión. Todos tenemos un familiar que utiliza anteojos, lo que significa que es normal en la población y esto no significa algo grave, pero sí para atenderlas con el fin de darnos un estándar visual de calidad. Entre las afecciones más comunes, podemos encontrar:
La miopía es una afección que dificulta ver los objetos lejanos con claridad. Esto sucede cuando el ojo es más largo de lo normal o la córnea tiene una curvatura excesiva. Como resultado, la luz se enfoca delante de la retina, lo que produce visión borrosa a distancia. Aunque la miopía suele desarrollarse durante la infancia y la adolescencia, sus síntomas se estabilizan con el tiempo. Se prevé que para el año 2025, esta afección alcance al 50% de la población mundial debido, en particular, a los cambios en los hábitos de vida. Por ello se recomiendan exámenes de salud visual desde niños ya que existen, hoy por hoy, alternativas ópticas para ralentizar su avance.
A diferencia de la miopía, la hipermetropía provoca dificultad para ver de cerca. En este caso, el ojo es más corto de lo normal o la córnea tiene poca curvatura, lo que provoca que la luz se enfoque detrás de la retina. Las personas con hipermetropía suelen experimentar fatiga ocular al leer o realizar actividades de cerca. Cabe mencionar que pacientes con alta hipermetropía pueden presentar visión borrosa también a distancia. Conoce en profundidad acerca de la hipermetropía
El astigmatismo ocurre cuando la córnea o el cristalino tienen una forma irregular, lo que provoca que la luz se enfoque en varios puntos a la vez. Esto puede hacer que las personas vean imágenes borrosas o distorsionadas tanto de cerca como de lejos. El astigmatismo puede estar presente desde el nacimiento o desarrollarse con el tiempo. Es importante destacar que el astigmatismo puede combinarse con una afección como la miopía o hipermetropía, y que esto no tiene ninguna relevancia a la hora de evaluar el estado de salud del nervio óptico. De hecho, existen múltiples casos de astigmatismo con una combinación de un ojo más o menos alargado.
¿Que es la presbicia? Tambien conocida también como «vista cansada», es una condición natural que afecta a muchas personas a partir de los 40 años. La presbicia es un proceso natural del envejecimiento ocular, que generalmente comienza a notarse a esta edad. A medida que el cristalino pierde elasticidad, es más difícil enfocar objetos cercanos. Esto se manifiesta en síntomas como la necesidad de alejar los objetos para verlos con claridad, sobre todo al leer. Aunque es una afección común, puede corregirse fácilmente con gafas para la vista cercana, lentes bifocales o progresivos (según sea el caso).
Las cataratas son una afección relacionada principalmente con la edad, aunque también pueden ser causadas por factores como traumatismos o enfermedades como la diabetes. Consisten en la opacidad del cristalino, lo que provoca visión borrosa o nublada.
Se trata de una inflamación de la conjuntiva, la membrana que recubre el ojo. Puede ser causada por infecciones virales o bacterianas, o incluso por alergias. Los síntomas comunes son enrojecimiento, picazón y secreción ocular.
Es una enfermedad ocular en la que aumenta la presión intraocular, lo que puede dañar el nervio óptico. En sus primeras etapas, el glaucoma puede no presentar síntomas, por lo que es crucial realizar chequeos regulares para detectarlo a tiempo.
Esta afección afecta la parte central de la retina (la mácula) y puede causar pérdida de visión central. Es más común en personas mayores y puede ser progresiva, por lo que es fundamental el diagnóstico temprano.
Aunque algunas de estas afecciones pueden ser hereditarias, la mayoría de ellas se pueden prevenir o controlar con cuidados adecuados y revisiones oftalmológicas periódicas. Conocerlas y estar alerta a sus síntomas te ayudará a mantener una buena salud visual a lo largo de los años.
Por último, las afecciones refractivas, como la miopía, astigmatismo, hipermetropía y presbicia, pueden corregirse con anteojos, lentes de contacto o cirugía refractiva, como la cirugía LASIK. Sin embargo, es importante realizarse chequeos regulares con un oftalmólogo de confianza.
Detectar a tiempo las afecciones visuales es crucial para prevenir complicaciones mayores y mejorar la calidad de vida. Muchas veces, los problemas de visión no se notan de inmediato, ya que pueden desarrollarse de manera gradual. Sin embargo, existen señales que pueden indicar que algo no está funcionando correctamente en tu salud ocular.
Los síntomas más comunes que pueden indicar una afección visual incluyen:
Si experimentas alguno de estos síntomas, es importante consultar a un oftalmólogo lo antes posible. Un diagnóstico temprano permite encontrar el tratamiento adecuado y evitar el deterioro de la visión.
Existen varias formas de corregir las afecciones visuales, dependiendo del tipo de trastorno y de la gravedad del caso:
Si bien no todas las afecciones visuales pueden prevenirse, existen medidas que puedes tomar para reducir el riesgo de desarrollarlas o empeorarlas:
El tratamiento para las afecciones visuales depende del tipo de problema ocular que se diagnostique y de su gravedad. A continuación, se presentan los tratamientos más comunes para diversas afecciones visuales:
Las afecciones refractivas como la miopía, la hipermetropía y el astigmatismo son comúnmente corregidas mediante:
Para corregir la presbicia, existen varias soluciones:
El tratamiento principal para las cataratas es la cirugía. Durante este procedimiento, el cristalino opaco se reemplaza por una lente intraocular artificial (LIO). La cirugía de cataratas es segura y eficaz, y la mayoría de los pacientes experimentan una mejora significativa en su visión después de la intervención.
El tratamiento para el glaucoma generalmente incluye:
Aunque no hay cura para la degeneración macular, existen tratamientos que pueden ralentizar su progresión:
El tratamiento de la conjuntivitis depende de su causa:
Conocer las opciones de tratamiento disponibles es fundamental para tomar decisiones informadas sobre cómo corregir las afecciones visuales y mantener una salud ocular óptima. Si experimentas cualquier síntoma relacionado con problemas de visión, no dudes en consultar a un especialista oftalmólogo para recibir el tratamiento adecuado.
Sí, existen varias opciones para corregir la visión sin depender de los anteojos. Los lentes de contacto son una alternativa popular, ofreciendo más comodidad y estética. Además, cirugías refractivas como LASIK permiten corregir afecciones como la miopía, el astigmatismo y la hipermetropía de manera permanente. Para algunas personas con presbicia, los lentes progresivos o las cirugías de implantación de lentes intraoculares también son opciones viables.
Lo ideal es realizarse un chequeo visual anual. Sin embargo, la frecuencia puede variar según la edad, los antecedentes familiares o los síntomas. Las personas mayores de 40 años o aquellas con antecedentes de enfermedades oculares deben hacerse revisiones más frecuentes. Si experimentas cambios en tu visión, como visión borrosa o dolor ocular, es importante consultar a un oftalmólogo lo antes posible, independientemente de la fecha de tu último examen.
El uso excesivo de pantallas puede causar lo que se conoce como fatiga ocular digital. Los síntomas incluyen ojos secos, visión borrosa, dolores de cabeza y dificultad para concentrarse. Aunque no causa daños permanentes, es importante tomar descansos regulares siguiendo la regla 20-20-20 (cada 20 minutos, mirar algo a 20 pies de distancia durante 20 segundos). Además, puedes utilizar filtros de luz azul en tus dispositivos y ajustar la iluminación para reducir la incomodidad.
Nos gustaría informar también que aún se desconocen los efectos completos del efecto de las pantallas en la visión. Pensemos que una persona en los 2000, solo trabajaba con PC pero los móviles no eran smart. En la actualidad, un ser humano pasa más de 9 horas expuesto a pantallas, sumado a cambios en los hábitos al no disfrutar del tiempo al aire libre. Es por ello que se siguen investigando los efectos que trae consigo la tecnología LED, las pantallas, los enfoques cercanos, entre otras cosas, tanto en niños como en adultos.
Sí, las personas con diabetes tienen un riesgo aumentado de desarrollar problemas visuales, como la retinopatía diabética, que puede dañar los vasos sanguíneos de la retina. Además, tienen mayor probabilidad de desarrollar cataratas y glaucoma. Es importante que las personas con diabetes se realicen exámenes oculares regulares para detectar a tiempo estos problemas y prevenir daños permanentes.
Con el paso del tiempo, es común experimentar cambios en la visión. La presbicia, que es la dificultad para enfocar objetos cercanos, suele comenzar a partir de los 40 años. Además, el envejecimiento puede aumentar el riesgo de desarrollar afecciones como cataratas, glaucoma o degeneración macular. Realizarse exámenes visuales periódicos es fundamental para detectar problemas a tiempo.
Si experimentas visión borrosa, dolores de cabeza frecuentes, fatiga ocular o dificultad para ver de noche, es posible que necesites corrección visual. Un examen de la vista realizado por un oftalmólogo puede determinar si necesitas gafas o lentes de contacto. El especialista evaluará tu agudeza visual, el estado de tus ojos y si hay problemas de refracción, como miopía, hipermetropía o astigmatismo.
Existen varios tipos de lentes de contacto según las necesidades del usuario. Los lentes de contacto blandos son los más comunes, cómodos y fáciles de usar. Los lentes rígidos permeables al gas son más duraderos y son ideales para personas con mucho astigmatismo. Además, los lentes de contacto multifocales son una opción para personas con presbicia.
Usar lentes de contacto de manera adecuada y siguiendo las indicaciones del óptico y oftalmólogo es seguro para la mayoría de las personas. Es fundamental mantener una higiene adecuada, limpiarlos correctamente y no exceder el tiempo recomendado para su uso. Si tienes alguna irritación o molestia, es importante retirar los lentes y consultar con tu especialista.
Lo ideal es poder realizar, previa la compra, una prueba de tolerancia y adaptación para descartar alergias a materiales y una correcta visión con las lentes de contacto. Desde multifocales.com y Brillens, ofrecemos este servicio. No dudes en consultarnos.
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